domingo, 21 de febrero de 2010
La relatividad de la soledad
A veces no se como comenzar a expresar un sentimiento, en realidad, nunca se como expresarlos. No creo que se pueda ser directo al hacerlo, al menos no yo.
Cuando digo frases como: Odio esto, Me encanta aquello, Estoy genial!, etc... realmente no expreso todas las sensaciones que me rodean y envuelven. Soy incapaz de hacerlo, siempre lo he sido y supongo, que aunque me cueste reconocerlo y me resulte realmente triste, jamás podré hacerlo.
Supongo, que tenía la esperanza de que aquí pudiese hacerlo, que de algún modo las palabras se tecleasen solas por arte de magia y así por fin pudiese saber lo que realmente me pasa. Pero estaba equivocada.
Todo esto viene a que hoy me siento sola, aunque en realidad no es eso tampoco. Es una mezcla estúpida que no puedo hacer que explote en mi boca.
Se que tengo ganas de gritar, ese nudo en el estomago que no hace mas que retorcerse me lo recuerda cada segundo que pasa. Se que estoy enfadada con el mundo, porque mi mandíbula se tensa al escribir esto, como si una rabia dormida en mi interior comenzase a desperezarse de pronto. Se que tengo la necesidad de soltar un par de lágrimas porque mis ojos brillan acuosos y tengo la sensación de que el lagrimal del ojo va a desbordarse en cualquier momento.
Pero no se nada mas. Solo se que las personas deberían saber decir lo que quieren, pero de verdad. No solo palabras absurdas que no se corresponden con la realidad.
La verdadera soledad es imposible que exista, pero en ocasiones parece que solo existe ella y nada mas.
sábado, 13 de febrero de 2010
Los sueños sueños son
Y dentro del sueño me paré a pensar un segundo, y todo lo que me rodeaba me hacía tan feliz que deseé jamás despertar.
El vestido era el mas hermoso jamás imaginado y los seres que se asomaban a mi vista impresionantemente bellos. Esa mujer con aspecto felino de aquel boceto que vi cuando tenia diez años, charlaba alegremente con el héroe de la ciudad de mi inconsciente, los animales libres y sin preocupaciones dejaban a su paso una estela brillante y mágica. Y las enredaderas de hiedra, siempre soñé con un jardín así. Simplemente esta vez el Sueño había acertado en todo.
Cuesta mucho alcanzar los sueños, pero una vez alcanzados la misión ya está cumplida. Pero siempre anhelas mas...
Un rincón apartado y gris llamó mi atención repentinamente, la suela de los zapatos sonaba lo justo para no resultar irritante al andar y cada paso resplandecía en el suelo peculiarmente, pareciendo un juego de similitudes con el majestuoso arco iris que faltaba esa noche en el firmamento.
Sabía perfectamente que me esperaba en aquel rincón, mas mi Sueño no se percató de que me aproximaba a su traición. Pude sentir el gélido aliento surcando mi interior, hasta el punto de dolerme el respirar; mas aun así, continué el camino hasta aquel muro cristalino que aguardaba mi llegada.
Y la mano se posó, pareciendo unida al muro por arte de magia y la pupila captó la realidad que el otro lado del muro le ofrecía. Separarme de ese muro fue la primera opción pues quedarme con mi Sueño era mucho mejor y fácil. Pero al mirar hacia atrás, todo había cambiado.
Una espesa oscuridad allá donde antes el jardín de mis sueños ocupaba su lugar. Y sentí como mi cuerpo temblaba y crédula pensé que mi Sueño preparaba otra sorpresa mucho mejor que la anterior, así que volví junto a el como Dorothy siguiendo su camino de baldosas amarillas.
-¿Sueño?¿Eres tu?- Pregunté ingenua de mi apartando la oscuridad con mis manos mas solo consiguiendo envolverme mas en ella . Y el grito surcó mi garganta y la piel se erizó cuando la cruel cara del sueño como la que tiene la luna, la que no conocía, apareció.
Huí hacia la realidad pero la oscuridad fue mas fuerte atrapándome en mi carrera por alcanzar la libertad.
Y así fue como me hice esclava de un sueño caprichoso que no quería vivir en soledad.
La personas seguirán viniendo y seguirán muriendo, porque la historia ha demostrado que no hay muro capaz de contener los sueños.
viernes, 12 de febrero de 2010
La división del alma
Los afilados ojos de ella, comparables a los de un halcón acechando a su presa, ahora translucían pánico a pesar de la fortaleza corporal que impregaba en sus gestos. Se alzaron hasta el, que derrotado yacía varios metros frente a ella postrado en el suelo de piedra oscura.
La amorosa luna les otorgó hacía tiempo el don de su compañía. Parecía un regalo eterno que podrían disfrutar, cuan errados fueron en sus previsiones.
Curiosa figura representada entre ambos, el gozoso de vida y haliento palpaba la piedra a sus pies sin ser capaz de separarse de ella, como un imán; ella, vacía de todo y próxima a su bien amada muerte, permanecía ien pie aferrada incapaz de arrodillarse ante su destino.
Las heridas que la piel, ya fuese viva o muerta, poseía fruto de cadenas forjadas a traición de sus propias familias, no eran comparables a las que nacían con el paso del tiempo invisibles y eternas, mucho mas profundas que cualquier marca por un objeto real.
El acumulaba ira, ella un dolor que nunca había sentido.
Permanecieron en silencio durante sus ultimos minutos en compañía, amandose unicamente con la mera presencia del otro.
Y una lagrima fue mecida por la lisa y fria mejilla, y un grito desgarrador surcó la calida garganta.
Y el sol en su regio trono desde el cual contempla a los mortales cada día, separó sus cuerpos por toda la eternidad. Y sus almas murieron.
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