jueves, 22 de octubre de 2009

La mirada del gato


6:29 de la mañana, hace frío, justo te reacomodas en la almohada mientras te regodeas en un confortable sueño cuando la musiquilla, que en su momento te pareció ideal para despertarte y ahora detestas, suena cerca de tu oido.

Pretendes fingir que es parte de tu sueño y realmente no tienes que levantarte aun, pero desgraciadamente abres los ojos repentinamente mientras consigues desenvolver las dos pesadas mantas que cubren tu cuerpo y lo han mantenido caliente durante la noche.

Repito, hace frío, el choque de la inexistente pero raramente perceptible corriente de aire gelido hace que frunzas el ceño. Hace mucho frío.

Sin tiempo para mas, recoges todo lo necesario para proceder a la higiene diaria, que se inicia con una ducha de agua hirviendo. Antes de vestirte disfrutas del calor del calefactor durante cinco minutos, a sabiendas de que eso logrará que pierdas el autobús.

Desayunas rapido y mal, un vaso de pseudo-zumo de naranja o algo que pretende emularlo y te deja la boca pastosa.

Vuelves a la habitación a por tu abrigo, en ese momento odias a tu gato por la mirada que te lanza desde tu propia cama "jodete, yo voy a seguir durmiendo calentito aqui" . Le maldices y te diriges a la puerta, abres. Hace mucho frío joder!

Llueve, por tu mente pasan palabras: enfermedad, pereza, excusa para volver a la cama. Notas las gotas chocar contra la tela absurdamente pasada de moda de tu paraguas y por fin sales de tu casa.

Miras al cielo, estrellas perfectamente visibles y brillantes rodeadas por un cumulo de oscuridad. Es lo unico bonito de ese lugar, pero ... coño! hace demasiado frio! Sigues andando, lidiando contra el mal mantenido enlosado de la calle, aunque podrias caminar perfectamente por la calzada pues a esas horas aun no hay movimiento ninguno.

Te cruzas con ese perro enano de todos los días, te ladra, dios... como odias a ese perro, debería estar en su casa mirando a su dueño mientras se queda en la cama y el sale a la calle! Continuas con tu camino, paso tras paso, charco tras charco, hasta llegar a la carretera. Decides no pulsar el botón de "espere verde" en el paso de cebra porque siempre que lo haces nunca pasa ningun coche.

Pasan demasiados coches, en ese momento maldices interiormente tu mala suerte. Pulsas el maldito botón y la carretera de pronto está desierta. Que gracia.

Miras el reloj, bueno, llegarás a la parada del autobus justo a tiempo, si lo consigues coger, llegarás justo a tiempo a tu lugar de destino y no antes de tiempo, cosa que odias. Un coche para a tu lado, tu jefa, dice que te montes que te lleva.

Llegas al lugar a las 7:30 y tienes media hora para cambiarte de ropa, cosa que haces en 5 minutos. Te quedas sola porque tu jefa huye al interior, esperando para perder tiempo hasta una hora prudente.

Llegas al trabajo con la necesidad imperiosa de tomarte un tanque de café.

Con esto quiero decir... que malo es trabajar!

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